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Imposible...

Es imposible que nuestros mundos no  choquen, es imposible. Es imposible no gritar,  no golpear las ollas vacías,  no derramar sangre,  no dejar en el camino lágrimas. Hasta que mirar a los ojos al otro hace posible ver un par de alas y volar es lo único que vale la pena...

Con el viento...

Cruces cruzadas con bocas de fuego, partituras de una mañana tan frágil  que el sueño prefiere esconderse. En la piel alguien construye puentes al placer, luego el precipicio acaricia  hasta besar tímidamente el infinito. Hay silencios;  los latidos dejaron los tambores será la última vez  que el lobo abrace al cordero. Habrá lágrimas donde una vez hubo sonrisas, tristeza donde gimió la locura, nadie escribirá está historia  esto es un soplo que se irá con el viento.

Para los pobres.

Para los pobres hay un rincón de balas,  de dardos estimatizantes,  de discursos violentos,  de tristezas sin marchitarse. Para los pobres hay una sola vereda, ninguna pretensión de mirar al cielo,  mucho menos un par de alas, mucho menos un lápiz para dibujar sonrisas. Para los pobres toda la miseria, toda la culpa,  todas las deudas,  el dolor, la furia. En cambio para ellos todo, las calles, los ríos, la tierra. Los besos, el amor,  el día, la noche. Para los pobres las espinas,  el silencio. Se quedaron con el horizonte; nos quieren sumisos,  somos prisioneros de sus placeres. Nosotros estamos en este rincón,  aquí en ese efímero suspiro,  soñamos con el despertar de la utopía, lleva mucho tiempo acostada en los sillones.

Suspiro.

 Muestra sus dientes, cada uno es un sable lleno de sangre. Piedad? Un invento de los dioses. Viene,  está cerca,  abre sus brazos  montañas bañadas de soledades. Los suspiros  están en las hojas amarillentas de la poesía,  aquí hay demasiado viento. Allá nada cambia,  lo que es caos para la mosca  es un suspiro para el elefante, o viceversa.

En el medio.

En el medio aparece,  de a poco, tu mirada. Luego el viento, para mover tu pelo  al compás de las hojas  que le sobraron al otoño. Uno ya no sabe si son los tambores  o el corazón que acelera sus latidos,  pero tu boca está cerca. Enternece el frío de julio, el aroma a café del bar de la esquina.  Pero la memoria se quedará siempre con tu pelo mojado,  con la luz de la luna  que se escurre por la ventana para mostrarle al tiempo  lo hermoso que es el destiempo de besar tu piel desnuda.

Soy viento.

Ni peón,  ni patrón.  Ni cielo,  ni infierno.  No soy dios y tampoco el diablo,  aunque charlamos bastante los tres.  No soy agua,  ni  tierra; no soy pobre  tampoco rico.  He dado todo,  a veces algo,  incluso di cuando pensaba que no tenía nada.  No soy  sol,  ni  luna,  no soy ninguna estrella. Soy viento,  vengo, planto bandera,  digo presente  ...y me voy... 

Ganas de amar.

En ese misterio concebido  por la inocencia fuimos mas que la sombra nacida del mar. Oh! Nos libramos de la piel,  del tiempo y la moneda. Ojo de lobo,  boca de cordero. En los temibles caminos del bosque, su luz abrasaba los instintos. Aunque el eco del dolor  transforma la pasión en piedra, brotamos del cemento. Estamos,  con nuestros corazones en la niebla,  con la poesía, con los sueños que viajan por las venas para gritarle al infinito  que el olvido se muere de ganas de amar.